Lo que alguna vez fue presentado como una revolución en el desarrollo de software impulsado por inteligencia artificial terminó revelándose como una operación manual disfrazada de automatización. Builder.ai, la startup londinense que prometía crear aplicaciones utilizando un asistente de IA llamado Natasha, ha iniciado oficialmente un proceso de insolvencia tras descubrirse que su tecnología no era más que una fachada sostenida por cientos de desarrolladores en India.
Fundada en 2016, Builder.ai logró captar la atención de inversionistas globales, incluyendo a Microsoft y fondos soberanos de Catar. En total, recaudó 450 millones de dólares y alcanzó una valuación de 1.500 millones, ganándose el estatus de unicornio tecnológico. Sin embargo, la promesa de una solución automatizada resultó ser un montaje: aproximadamente 700 ingenierosen India respondían manualmente a las solicitudes de los s, muchos bajo condiciones laborales cuestionables.
El detonante final fue el impago de un préstamo de 50 millones de dólares concedido por Viola Credit en 2023. Tras incumplir con las obligaciones, el prestamista confiscó 37 millones de las cuentas de la empresa, dejando a Builder.ai sin liquidez para operar ni pagar a su personal. Esto desencadenó despidos masivos que afectaron a más de 1.000 empleados y forzó la solicitud de insolvencia en el Reino Unido.
A la crisis financiera se sumaron auditorías internas que revelaron irregularidades contables, incluyendo ventas ficticias simuladas con la empresa india VerSe Innovation. Estas prácticas inflaron los reportes financieros para aparentar un crecimiento inexistente.
Bernhard Engelbrecht, fundador de Ebern Finance, criticó duramente a la empresa a través de la red social X. Según él, el problema central no era la externalización a programadores, sino la mala calidad del producto: "El código era ilegible, las aplicaciones no funcionaban, pero todo estaba montado para parecer inteligencia artificial real", denunció.
Builder.ai emitió un comunicado reconociendo que su situación fue resultado de errores acumulados a lo largo del tiempo. “A pesar de los esfuerzos del equipo actual por revertir el rumbo, no fue posible recuperar la estabilidad del negocio”, señaló la firma.
Lo que parecía una historia de innovación y éxito terminó convirtiéndose en un caso emblemático de sobreventa tecnológica, dejando lecciones sobre transparencia, ética empresarial y los límites de lo que realmente puede hacer la inteligencia artificial hoy en día.