
Nuestro Sistema solar tiene un nuevo planeta menor: aparece cada 25.000 años
La frontera del sistema solar vuelve a expandirse. La Unión Astronómica Internacional ha reconocido oficialmente a un nuevo cuerpo celeste como planeta menor: 2017 OF201.

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El descubrimiento de este planeta menor no solo amplía el catálogo astronómico, sino que abre la puerta a nuevas preguntas sobre las regiones más remotas y menos exploradas del sistema solar.
Este enigmático objeto fue identificado en datos de archivo que datan desde 2011, pero no fue hasta después de 19 exposiciones recogidas en siete años que los astrónomos pudieron confirmar su existencia y clasificarlo. La comunidad científicacelebra este hallazgo no solo por lo que representa en términos de descubrimiento, sino por cómo se logró: gracias al público a datos del Dark Energy Camera Legacy Survey (DECALS) del Telescopio Víctor M. Blanco y del Telescopio Canadá-Francia-Hawái (CFHT). Una victoria para la ciencia abierta y colaborativa.
Lo que hace único a 2017 OF201 no es solo su existencia, sino sus extraordinarias características orbitales y físicas. Se trata de un cuerpo que se encuentra actualmente a unas 90,5 unidades astronómicas (UA) de la Tierra, recordemos que una UA es la distancia media entre la Tierra y el Sol, y su órbita es tan extensa que tarda aproximadamente 25.000 años en completar una vuelta al Sol. Su afelio, o punto más lejano al Sol, se extiende hasta unas 1.600 UA, lo que lo coloca a una distancia 50 veces superior a la de Neptuno, que orbita a solo 30 UA.
En cuanto a su tamaño, las estimaciones del astrónomo Sihao Cheng y su equipo del Instituto de Estudios Avanzados sugieren que el objeto tiene alrededor de 700 km de diámetro, lo cual lo sitúa en la misma categoría que Ceres, el mayor cuerpo del cinturón de asteroides. En términos de reflexión de luz, 2017 OF201 es el segundo objeto más grande conocido que transita una órbita tan lejana y excéntrica.
Aunque todavía está a la espera de recibir un nombre más distintivo, el hallazgo de este objeto ha encendido la curiosidad científica en torno a lo que podría esconderse más allá del cinturón de Kuiper. La comunidad astronómica sospecha que podrían existir cientos de objetos similares, invisibles para nuestros instrumentos porque solo son detectables durante una mínima fracción de su órbita, cuando se acercan al Sol. Esta población oculta podría representar una masa total cercana al 1% de la masa de la Tierra.
Curiosamente, 2017 OF201 también desafía una de las teorías más debatidas de la astronomía moderna: la existencia del Planeta Nueve. Muchos objetos transneptunianos extremos comparten longitudes de perihelio similares, lo que sugiere una influencia gravitacional común. Sin embargo, la órbita de 2017 OF201, con una longitud de perihelio de 306 grados, no encaja con este patrón, lo que plantea dudas sobre la validez de dicha hipótesis.
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Lejos de ser solo una nueva entrada en un catálogo astronómico, 2017 OF201 representa una pieza clave en el rompecabezas de nuestro sistema solar. Su descubrimiento reafirma que los confines del espacio aún guardan secretos por revelar, y que con ciencia accesible y colaboración internacional, el universo sigue mostrándonos lo mucho que aún nos queda por descubrir.