
Él es el hombre culpable de la muerte de su familia: la última publicación que hizo
Días antes de la tragedia, publicó una imagen familiar que autoridades investigan. Nadie imaginaba el horror que estaba por suceder.

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Fernando Dellarciprete tenía 40 años y en redes sociales se mostraba como un hombre amoroso y dedicado a su familia.
Su perfil en Facebook reflejaba una vida aparentemente tranquila: fotos junto a su esposa, Rocío Villarreal, y sus dos pequeños hijos, Tiziano y sco, de 8 y 4 años respectivamente, además de imágenes practicando sus hobbies favoritos: ciclismo, surf y cuatriciclos, estos últimos en los que participaba incluso en competencias.
Sin embargo, este miércoles su nombre dejó de estar asociado a la vida familiar o al deporte, y pasó a ocupar los titulares de los principales medios argentinos por una tragedia que sacudió a la ciudad de Tres Arroyos.
Dellarciprete asesinó a su esposa utilizando el cable de un velador para ahorcarla, luego ahogó a sus hijos, y finalmente se arrojó bajo las ruedas de un camión en plena ruta, en un acto de violencia sin precedentes.
El hecho dejó a la comunidad en estado de shock. La Policía Científica de Necochea y las Unidades Fiscales de Instrucción (UFI) de Necochea y Tres Arroyos trabajan para esclarecer el horror.
Tres escenarios clave forman parte de la investigación: el domicilio familiar donde fueron hallados los cuerpos, un campo aledaño a la ruta, y el sitio donde Dellarciprete se quitó la vida.
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La causa fue caratulada como “homicidio seguido de suicidio”, con la UFI N° 3 de Necochea a cargo del caso general, mientras que la muerte de Rocío Villarreal es investigada específicamente por la UFI N° 6 de Tres Arroyos.
Un detalle inquietante añade dramatismo a la tragedia: el pasado 16 de abril, Fernando hizo su última publicación en redes sociales. Cambió su foto de portada por una imagen familiar generada con inteligencia artificial al estilo del Studio Ghibli, donde aparecía abrazando a su esposa e hijos.
Era una escena de armonía que, pocos días después, se revelaría como una fachada desgarradora.
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Los pequeños Tiziano y sco asistían a la Escuela Agropecuaria de Tres Arroyos. Tras conocerse la noticia, la institución suspendió sus actividades y emitió un comunicado donde expresaron su dolor: “Las puertas de la escuela permanecerán abiertas como espacio de reflexión y escucha para quienes lo necesiten”.
Hoy, toda una comunidad intenta entender lo inexplicable y comienza a transitar el duelo por una familia destruida en circunstancias tan trágicas como desconcertantes.