
Preocupación tras atentado a Miguel Uribe: ¿hacia dónde va la democracia en Colombia?
Pedro Viveros y Thierry Ways advierten que el atentado a Miguel Uribe refleja una grave amenaza para la democracia y urge frenar la polarización política.

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El atentado contra el senador y precandidato Miguel Uribe Turbay sacudió los cimientos del debate político colombiano y encendió las alarmas sobre el futuro de la democracia en el país.
Más allá del dolor y la consternación que ha generado este ataque, hay un consenso creciente entre analistas, líderes políticos y la sociedad civil: Colombia atraviesa una coyuntura crítica en la que el lenguaje, la polarización y la estigmatización pueden ser tan letales como una bala.
El analista Pedro Viveros lo resumió con contundencia en entrevista en Sala de Prensa de Blu Radio: “Colombia, a partir de lo que pasó ayer, no es la misma”.
Viveros lamentó la ausencia de un liderazgo presidencial que trazara una hoja de ruta clara hacia la reconciliación. “Yo esperaba un discurso de unidad, un llamado a todas las fuerzas políticas. Pero no vi un estadista”, afirmó. Para él, la respuesta oficial ha sido insuficiente frente a la gravedad del momento.
A la crítica se suma Thierry Ways, columnista y analista, quien alertó sobre el rol del lenguaje político en la escalada de tensiones. “No se trata de culpar directamente al presidente, pero no podemos ignorar que cuando se ondea una bandera que se define como de guerra, se está inflamando un ambiente que ya es explosivo”, aseguró también en entrevista con Sala de Prensa Blu.
Ambos coinciden en que la democracia colombiana enfrenta una prueba de fuego. El uso desmedido del discurso hostil —desde todas las orillas— ha convertido el debate político en un campo minado, donde las redes sociales operan como altavoces del odio y la estigmatización. "Una palabra mal dicha puede ser tan letal como una bala", advirtió Viveros.
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En medio del clamor por la unidad, surgen propuestas que van desde pactos entre poderes del Estado hasta la desactivación de “bodegas digitales” que amplifican la violencia verbal. Thierry Ways enfatiza que la responsabilidad es compartida, pero debe empezar por el Ejecutivo: “El presidente no solo es jefe de Gobierno, también es jefe de Estado. Su deber es representar a todos, no exacerbar las pasiones”.
El atentado a Miguel Uribe no puede convertirse en un episodio más en la memoria fugaz del país. Representa un punto de inflexión que exige reflexión y acción. Las campañas políticas que vienen, especialmente las presidenciales de 2026, deben desarrollarse en un entorno de respeto y garantías. La mínima regla democrática, como lo dijo el periodista Juan Roberto Vargas, es que “quien piensa distinto no es mi enemigo”.